EN EL COLMO de la desfachatez y como clara muestra de la protección oficial que le otorgan el corrupto presidente municipal, Francisco Javier Luévano Núñez, y su subordinado y socio en estas componendas, el jefe de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, la dueña del prostíbulo Punto y Coma, Edith Cristina de Lara Martínez, se dio el lujo de ordenar publicidad en las redes sociales de una agencia del ramo, establecida a escasos metros de su lupanar.

 TODO CON el afán de seguir fomentando el consumo de los ríos de alcohol que expende en esa casa non sancta, con el auxilio de las meretrices que “fichan” a destajo a los parroquianos y de sus “amigos homosexuales” que cada fin de semana le ambientan el antro, para dolor permanente de cabeza de los residentes del área y los comerciantes establecidos en esa parte del andador peatonal Centenario.

 ESTOS ÚLTIMOS comentaron que si de por sí el escándalo que arman los borrachos parroquianos, las ebrias prostitutas y los homosexuales ya es de dar pavor, pues ahora con esa publicidad que ordenó, en la que incita a ingerir no una, sino dos o varias famosas “micheladas”, el asunto se va a poner del cocol.

 SOBRE TODO cuando a los militares que acuden a ese lugar cada fin de semana, ya ebrios, les dé por “mostrar su valentía” y que por cualquier motivo o pretexto, inicien las escandalosas riñas que protagonizan al influjo de la gran cantidad de alcohol que ingieren y el caos etílico no se hará esperar, que incluso es posible invada la vía pública.

 EL PROBLEMA puede llegar a ser mayor, si acaso los visitantes y turistas que participen en la Ruta de las Cantinas, al final del recorrido y ya un tanto achispados por “los tragos de licor” que les ofrecen en cada negociación que conozcan, deciden incluir en su tour el prostíbulo Punto y Coma para “seguir la parranda planeada” y su presencia en ese sitio puede no ser bien vista y las consecuencias de su intromisión estallarán enseguida.

 HAY QUE recordar, dijeron los molestos, irritados y desvelados residentes del área, que mientras el famoso tranvía El Guayequito estuvo sujeto a reparación, la Ruta de las Cantinas se suspendió y que al reanudarse serán decenas de turistas los que estarán ganosos de conocer la “clase y calidad del alcohol que se vende en esos infectos negocios”.

 PRUEBA DE ello, las famosas bombas de Don Chuy, que con dos copas de esos menjurjes se dobla el más pintado; “la obligada visita al tugurio Cheve Chave”, que incluso su cartel publicitario así lo indica “visita obligada”; la corta estancia en el bar La Oficina, en La Catrina, El Herradero y en aquellos negocios incluidos en La Ruta de las Cantinas, donde los visitantes son agasajados con “dos tragos de cortesía” y que al final del recorrido “ya hicieron su efecto”, según la particular apreciación de nuestros interlocutores.

 ASÍ QUE nos espera una noche más de insomnio permanente porque ni qué pensar en que preventivos o verificadores de Reglamentos Municipales intercedan por nosotros con la inmoral lenona.

 AL CONTRARIO, cada vez que les exigimos a unos y otros que cumplan con su trabajo “llegan al prostíbulo y se unen al escándalo que les denunciamos”, luego salen medio ebrios y no solo se burlan de nosotros, sino que nos advierten que “si seguimos molestado a la señora, nos van a detener a nosotros, así se las gasta el corrupto presidente municipal que tenemos”, afirmaron.