Felipe González González | Francisco Javier Luévano Núñez

Felipe González González | Francisco Javier Luévano Núñez

* UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!

UBER VIENE CON MADRES… 

No entiendo cómo habiendo leyes y reglamentos que lo “impiden”, esa empresa transnacional, Uber, llega a México y sin más comienza a trabajar, pues la mayoría de los gobiernos se los permite.

Así sucede en Aguascalientes donde, además, los taxistas –con o sin razón– son vituperados.

¿Qué oscuros intereses tienen los gobiernos con Uber, empresa extranjera que saca del país sus vastas utilidades?

Han de ser mucho$, porque para los gobiernos las concesiones de transporte urbano son un súper negocio.

Ahora mismo el famoso “Taco” (Alejandro Bernal Rubalcava) está vendiendo concesiones de taxi en 500 mil pesos cada una, que, aunque devaluados, son un buen billete.

Y más:

Según el Reglamento, las concesiones de taxi no se pueden vender (entre particulares, claro está); sin embargo, el “Taco” puede avalar su venta por la módica cantidad de 25 mil pesos; con ese billete el cambio de propietario se valida sin mayor problema, ¿verdad señor don Taco?

Pero también las concesiones de taxi sirven al Supremo Gobierno para comprar votos, conciencias, simpatías, etcétera (ese etcétera le sirvió al exgoberladrón, Felipe González González, engendro demoniaco con las nalgas al revés,  congraciarse con su suegra; sí, a la mamá de Claudia Virginia le regaló una concesión de taxi), faltaba más.

Por esas cosas y más, es de comprenderse que Uber está puesta con el Supremo Gobierno, que no está haciendo otra cosa que ampliar su caja chica –ni tanto, pues son muchos los millones que pellizca– al permitir su funcionamiento al margen de la ley y reglamentos, pues de lo contrario no atentaría contra esa gallina de huevos de oro que son las concesiones de transporte urbano.

Por e$o Uber viene con madres: son cientos de esos “taxis” que ya operan en Aguascalientes.

“¡Viva México cabrones!”.

MÉXICO EN LLAMAS…

Desde que Vicente Fox le abrió las puertas del país a los narcos locales –aquí fue Feli-Pillo González– y extranjeros, comenzó la descomposición social en México.

Hoy nuestro México lindo y herido es una gigantesca narcofosa, que incluye sus dos océanos y el Mar de Cortés, pues a las víctimas de esa guerra sin sentido, declarada por el borrachín Felipe Calderón, si no las entierran se las echan a los tiburones.

En este país, donde el crimen y la impunidad van de la mano, la delincuencia es mano.

Lo mismo le roban a usted sus propiedades –¡ah pinches “cucas” y “rodolfos”, cómo abundan!– que asesinan a gente inocente.

¿Por qué lo hacen?

¡Pues por la pinche impunidad que existe en nuestro país y, claro está, en nuestro estado!

Estoy cierto que la corrupción nunca va a terminar, pues las “cucas” y “rodolfos” donde quiera existen, pero si el Supremo Gobierno permite la impunidad, lo único que está haciendo es fomentar la criminalidad: asesinatos, robos, asaltos, fraudes, violaciones y pare usted de contar

No ma-men, “por vida de Dios –decía mi inolvidable tía Jerónima– los delitos se combaten con la ley en la mano, no con la impunidad”.

Botón de muestra:

A finales de agosto, en la Ciudad de México, el connotado cineasta León Serment Guerrero, fue asesinado en pleno centro histórico.

Según investigaciones del gobierno de Miguel Ángel Mancera, tan abominable crimen fue derivado de un atraco, pero hasta ahí llegaron las investigaciones.

Sabe el lector ¿por qué?

Pues porque en la Ciudad de los Palacios cada comandante tiene su banda de maleantes que trabajan a su servicio, lo que es igual a protección, a impunidad.

León Serment Guerrero | María Villar Galaz

León Serment Guerrero | María Villar Galaz

El golpe para la esposa de León Serment, Adriana Rosique Manjarrez, fue tal que, ante la indiferencia e impunidad de las autoridades, la mujer se suicidó.

Otro más:

Los jerarcas de la Iglesia católica están sumamente indignados: dos de sus miembros, Alejo Nabor Jiménez Suárez y José Alfredo Suárez de la Cruz fueron levantados de un templo y ejecutados en un lugar muy revelador: “la curva del diablo”.

Se los llevó pues el chamuco.

En torno a estos abominables asesinatos, iniciados en la iglesia “Nuestra Señora de Fátima”, colonia Petromex, en Poza Rica, Veracruz, se informó inicialmente que un comando los sacó con violencia de ese templo, para luego ejecutarlos con el clásico tiro de gracias.

Los asesinos, aprovechando el viaje, también “rodolfearon” una camioneta RAM y una Lancer, que los curas utilizaban.

El escándalo fue mundial, por lo que a las autoridades se les frunció el asterisco y pa’pronto dijeron que “ya casi” tenían resueltos los asesinatos: “tenemos a un ‘presunto’ detenido que ha confesado que ellos y los dos curas estuvieron tomando licor en las oficinas de la parroquia”.

Es decir, fue algo así como “un pleito de cantina”.

No mamen.

Al cierre de esta edición las autoridades no han dicho nada más al respecto. Eso sí, el Papa Francisco ya pegó de gritos, pues en el gobierno de Peña Nieto ya son 14 los curas asesinados.

Y otro más:

María Villar Galaz, sobrina del presidente de la Real Federación Española de Futbol, Ángel María Villar, entró a un cajero automático en Santa Fe, de la Ciudad de México y al salir fue secuestrada por un grupo de hijos de puta.

Esos hijos de puta exigieron cuantioso rescate que la familia, temerosa, pagó con prontitud.

Pasaron los días y María Villar apareció en Toluca, Estado de México… ¡asesinada!

La policía sigue “investigando”.

Los asesinatos y ejecuciones se dan cotidianamente y en racimos: lo mismo matan a exalcaldes que alcaldes, exgobernadores, exprocuradores, comandantes de policías, militares, médicos, enfermeras, periodistas, curas, maestros, taxistas, etcétera, y la mayoría de los crímenes están sin castigo.

¡Pinche impunidad, da asco, la vomito!

¡VIVA AGUASCALIENTES!

Aquí en Aguascalientes la impunidad es ley: hasta sus dueños dejan de informar los crímenes intentando ocultarla, pero cuando se ven obligados a hacerlo, presentan a los delincuentes en fotos de espaldas, ojos cubiertos y sin nombre ni apellidos sólo con su “alias”, aduciendo que, como son muy respetuosos de la nueva ley, se ven en la necesidad de respetar los derechos humanos de asesinos, “cucas” y “rodolfos”, así es que la raza ya no sabe de qué putos asesinos o rateros cuidarse.

Y voy con mi hacha:

Como está enterado el lector, policías ministeriales atraparon a tres “agentes investigadores especiales” de la Policía Estatal (si hubieran sido de la ministerial, jure usted que seguirían actuando con total impunidad), con las manos en la masa: le sembraron droga a un inocente, lo secuestraron, lo torturaron y exigieron rescate a su familia.

La esposa de la víctima hizo de tripas corazón y fue a denunciar los hechos ante el Ministerio Público y las autoridades elaboraron un exitoso plan para atrapar a los secuestradores con placa.

Infraganti, los “hijos del general Bahena” no tuvieron más que aceptar su crimen, ante el regocijo de los “hijos del fiscal Óscar Fidel González Mendívil “El Niño Perdido”, hecho que incomodó a Bahena, quien había venido presumiendo la “honestidad” de sus elementos.

Confesos, los tres delincuente con placa ya están recluidos en el penal de la salida a Calvillo, a disposición del juez en turno, ¿cuánto permanecerán en prisión?

¿Y los nombres y fotos de esos peligrosos delincuentes con placa?

No trascendieron, sólo sus “alias” y una fotografía de espaldas. Eso, no ma-men, se llama encubrimiento, pues son ratas confesas, pero… ¡Qué chingona impunidad gozan esos jijos..!

“POLECÍA MINICIPAL”…

La tecolotiza, o sean los genízaros, “polecías”, gendarmes, cuicos, policías municipales, policías preventivos, uniformados, etcétera, están bajo el mando de otro generalote: Pablo José Godínez Hernández, mejor conocido entre la tropa como “Tongolele”, quien ante la proliferación de asaltos a cuentahabientes de bancos, ha aceptado su ineptitud para combatirlos, pero a flor de labios tiene la respuesta:

“No tengo suficientes policías para ponerles un policía a cada uno, tampoco un policía por banco”.

Tómala barbón ¡qué inteligente y razonable respuesta!

Y como lo que hace la mano hace la tras, José de Jesús Rodríguez Be-navides “Miss Clairol”, que cobra como propietario de Tránsito Municipal (o algo así) a la pregunta de por qué no puede controlar a los franeleros que pululan en los alrededores del estadio Victoria cuando hay encuentros de futbol, el pelos pintados responde igual que su jefe “Tongolele”:

“No tengo los policías suficientes”.

Pero si usted les dice: Si no pueden renuncien, contestan al estilo Godínez: “¡Y a ti que chingaos te importa!, ¿acaso tú me pagas?”.

Y CON ESTA ME DESPIDO…

En Calvillo, llamada antes “La Gran Caxcana”, la drogadicción, el alcoholismo y la prostitución han sentado sus reales bajo el desgobierno del alcalde panista Francisco Javier Luévano Núñez, a quien le gusta empinar el codo con singular alegría y acompañado de prostitutas.

Cuentan los calvillenses que Panchojavier ha salido muy bueno para los moches, que no hay antro, prostíbulo, cantina, expendio de vinos y licores o “restaurante bar” que, a cambio de violar la ley, no se ponga a mano con el connotado panista.

Mención aparte merece el céntrico prostíbulo “Punto y Coma”, donde corren ríos de alcohol, venden drogas y anidan prostitutas, bajo la protección del alcalde panista.

Ahí acuden a divertirse gran cantidad de soldados, los cuales son atendidos “generosamente” por la célebre e influyente lenona Edith Cristina de Lara Martínez, quien regentea el leonero de marras y que por cierto alardea ser familiar “lejana” del alcalde Francisco Javier, así como de haberlo apoyado con varias decenas de miles de pesos para su campaña electoral que lo llevó a la presidencia municipal de Calvillo.

Total que todos los días hay pachangón en el “Punto y Coma”, pero principalmente el sábado, pues se prolonga hasta las seis, siete, ocho de la mañana del domingo.

Los vecinos del prostíbulo dicen estar hasta “la chingada” de tantas desveladas y de barrer vómitos y meados de los borrachos.

Pero también están hartas las vecinas aledañas al susodicho prostíbulo, quienes tienen que levantar de sus patios condones y chorreadas pantaletas de sus patios y azoteas, que avientan clientes y putas del infecto antro.

“Le suplicamos”, me dicen, que esto se lo haga saber al senador panista Fernando Herrera Ávila “Popeye”, pues han leído en el Diario hermano Página 24, que “Popeye” está en contra de la corrupción y confían que meta al orden al alcalde Francisco Javier, pues no deben jalar más las tetas y los billetes que las carretas de la ley.

A ver, Fernando, ¿pues no que el PAN es “el partido de la gente decente?

* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 22).