Por Alfonso Morales Castorena

PARA LOS comerciantes y vecinos asentados en el andador peatonal Centenario, nada cambió el pasado fin de semana, los escándalos en el prostíbulo Punto y Coma fueron, como lo han sido desde el inicio de la administración del deshonesto presidente municipal, Francisco Javier Luévano Núñez, su sello distintivo y causa del desvelo obligado de las amas de casa Otilia Pérez y Lucita Torres.

 LOS ESCÁNDALOS se incrementaron, por voz de las mismas mujeres, con la presencia de una parvada de homosexuales que ya encontraron en el antro su refugio favorito para embrutecerse a más no poder y que ya bajo los influjos del alcohol ingerido, protagonizan escenas impúdicas a la vista del resto de los borrachos, que les festejan ruidosamente “sus efusivas muestras del amor desviado que se profesan”, AL MISMO tiempo recriminaron nuevamente que por la corrupción del jefe de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, en “cumplimiento a lo ordenado por el no menos corrupto alcalde o séase su superior inmediato”, haya enviado a dos de sus subalternos a “informarle a la dueña de esa casa non santa” que “la extensión de horario que otra vez solicitó, ahora era gratuito por tratarse de las Fiestas Patrias y además galantería del inmoral Luévano Núñez”.

 ESA DEFERENCIA comercial irritó a más de alguno de los varios propietarios de negocios reglamentados, al tenor de que “por qué a ella sí y a nosotros no”, al tiempo que clamaban que “no iban a cubrir costo alguno por esa extensión de horario del pasado fin de semana, 16 y 17 de este mes”, al considerar que “o todos coludos o todos rabones”.

 LUEGO TAMBIÉN se mostraron inconformes por la pretendida autorización que creen van a otorgarle al dueño “de la nevería que se instaló en la esquina norte del parián y la calle Independencia” para que al amparo de una licencia de restaurant-bar, convierta su negocio en otra cantina “más céntrica y en pleno corazón del primer cuadro de la población, que la dichosa compacta zona roja en la que está convertido el prostíbulo Punto y Coma”.

 LA NEVERÍA-CANTINA de marras, de autorizarse su apertura, funcionaría frente a la presidencia municipal y a la plaza principal, sería la primera negociación que visitaran los “turistas en el recorrido diario de las cantinas que realiza el tranvía Guayequito” y le tumbaría a las famosas bombas de Don Chuy, ese nada grato primer lugar al que son llevados los visitantes, tarde a tarde.

 APARTE DE que también le generaría al deshonesto presidente municipal, los conflictos del caso, a nivel mercantil, porque entonces sí, no faltará quien le exija la expedición de una licencia reglamentada para instalar otra cantina en el parián y el Centro Histórico dejaría de ser tal, para convertirse en la “zona roja de Calvillo con servicio las 24 horas del día”, de acuerdo a la apreciación de los enterados del asunto “porque aparte de los ríos de alcohol que corran por la plaza principal, se ofrecerán los servicios de las prostitutas que contratemos para el efecto”, afirmaron enseguida.

 Y REMATARON con que “al fin con la licencia de restaurant-bar que nos otorgue Javier Luévano y la mochada que le demos, es suficiente para que se haga de la vista gorda y de paso le hacemos la competencia al prostíbulo Punto y Coma, porque además de ofrecer a nuestros clientes cacahuatitos y palomitas, les daremos otro tipo de botanas y con eso justificaremos que nos aplicamos a observar el documento reglamentado y nos va a impedirnos la venta de alcohol y la presencia de las mujeres de la vida galante, que al fin lo que quiere es dinero porque ya se va y no le interesa dejarle broncas a su sucesor, así sea su amigo y compañero de partido político”, aseguraron los comerciantes con cierta sorna.