Por Alfonso Morales Castorena

el templo del Señor del Salitre se ofreció el oficio religioso de cuerpo presente al hoy extinto comandante de la Policía Preventiva, Hilario López Gómez

el templo del Señor del Salitre se ofreció el oficio religioso de cuerpo presente al hoy extinto comandante de la Policía Preventiva, Hilario López Gómez

VAYA QUE levantó ámpula el sonado caso de tortura policiaca que sufrió el pepenador José Manuel Arámbula.  Hasta los comerciantes que mantienen la esperanza que su corrupto alcalde, Francisco Javier Luévano Núñez, les resuelva el problema social que representa la explotación del prostíbulo Punto y Coma, antes de que abandone la silla, se solidarizaron con “esa inocente víctima de los jenízaros” y hasta se pronunciaron “porque se les castigara con la misma vara”.

 PERO LAS opiniones sobre el actuar de los preventivos y su director, Carlos Alberto Adalid Castañeda, estuvieron divididas entre esos mismos comerciantes e incluso residentes de ese sector de la zona peatonal de la calle Centenario, unos a favor, otros en contra, como suele suceder en este y en varios asuntos semejantes o parecidos.

 QUIENES OPINABAN a favor del desempleado mecánico aseguraban que los policías y su jefe inmediato se pasaron su alta investidura por el arco del triunfo, se pronunciaron porque si realmente el ahora famoso “Meño” es un pillo de siete suelas como lo han estado exhibiendo, que lo detengan y lo consignen para que sea sujeto del juicio penal del caso, pero que no lo torturaran, porque esa no es su función.

 ESOS MISMOS salvajes uniformados le cerraron el paso a prisión, ahora va a ser inimputable, porque si alguien lo descubre robando, vendiendo las drogas que aseguran distribuye en el municipio, drogándose en la vía pública, escandalizando o alterando el orden social, ya no va a proceder denuncia penal alguna en su contra porque al ser detenido va a asegurar “que lo torturaron para que confesara los delitos que se le achacan”.

 EN CAMBIO otros comerciantes y uno de los vecinos radicados en ese andador peatonal dijeron que el mejor ladrón es el ladrón muerto, al tiempo que se pronunciaban porque ya no se anduviera con miramiento alguno con este tipo de delincuentes. Ratero o vicioso que sea sorprendido haciendo de las suyas “hay que darle en la misma, hasta que entienda que es un indeseable, una lacra para la sociedad y advertirle que para la próxima se va a morir. Ya basta de soportarlos”, asentaron bastante airados.

 ESA MISMA postura de irritación mostraron al referirse al caso que les ha quitado el sueño desde hace poco más de cinco años y se cuestionaron “¿hasta cuándo el inmoral alcalde Francisco Javier Luévano Núñez y su no menos corrupto dueño de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, van a terminar con nuestro martirio y la tortura nocturna a la que nos someten los borrachos escandalosos de Punto y Coma?”

ELLOS MISMOS se respondieron: “No lo sabemos, pero ya basta.  Tal vez espera que tomemos la justicia por mano propia, cosa que sería muy lamentable porque lo único que queremos es que la paz y tranquilidad regrese al andador, que dudamos sea pronto porque ahora la señora esa (Edith Cristina de Lara Martínez) anda pregonando que ya tiene un puesto seguro con la administración que va a encabezar el panista Adán Valdivia López y, de ser cierto, nos esperan otros tres años de desvelos y escándalos a granel”.

 EN ESE MOMENTO pasaba por la calle Independencia, que entronca con el andador peatonal, el cortejo fúnebre con los restos mortales de quien fuera comandante de la Policía Preventiva, Hilario López Gómez, con destino al panteón municipal para proceder a su sepultura, previa rendición de los honores del caso, concluido el oficio religioso de cuerpo presente que se le ofreció en el templo del Señor del Salitre.

 LOS COMERCIANTES externaron su pesar y refirieron, con tono de sinceridad, que el extinto comandante había sido un servidor público honrado a carta cabal, probo y bien educado en toda la extensión de la palabra y que tenía un concepto bastante elevado de su responsabilidad como policía, lamentando su deceso acaecido el miércoles pasado, como consecuencia de la penosa y larga enfermedad que lo retiró del servicio activo para llevarlo a la tumba.