Por Melquisedec Aminadab M. Villalobos

* El Inodoro y sus Curiosidades

SIN EL inodoro en nuestra sociedad actual, realizando un ejercicio bastante imaginativo, se podría vislumbrar en una esquina un poco discreta algo muy parecido a lo que sucedía en la Edad Media, a un gentil joven de clase media alta, con un atuendo que le caracteriza como un actual hombre de negocios, en cuclillas y con el rostro compungido en pleno proceso de expulsión de las heces, tal y como ocurría en las calles medievales.

DESDE EL muy pintoresco defecar en la calle, (1) hasta su variante más privada –la actual–, defecar es un proceso biológico que no se puede reprimir. Se puede escapar del amor, de la tristeza, de la pobreza, pero no de la llamada biológica más importante, que a veces suena con insistencia y total urgencia. Y como impulso irreprimible, atado trágicamente al ser humano desde su concepción, la defecación ha tenido una evolución histórica.

El inodoro Le Penseur (tomado de http://www.petercodling.com/LE-PENSEUR)

El inodoro Le Penseur (tomado de http://www.petercodling.com/LE-PENSEUR)

COMO NECESIDAD antiquísima, la defecación y la higiene han estimulado la creatividad del ser humano, y fruto de ello fue la invención de las los primeros inodoros, letrinas, orinales, algunos de ellos conectados a complejas redes de drenaje o simplemente a cisternas de almacenamiento. (2) Ya en los restos arqueológicos de los inodoros de la Antigua Roma se puede adivinar la forma de los actuales inodoros, sin embargo, en esa noción tradicional de una gastada historia progresiva, se suele afirmar categóricamente que hubo un retroceso aberrante en la muy vilipendiada Edad Media, cuando los baños romanos fueron abandonados casi por completo.

SI RETROCEDEMOS un poco, específicamente a nuestro ejercicio imaginativo, recordaremos que nuestro amigo defecaba de cuclillas, es decir, con las rodillas en el pecho, que la comunidad científica considera la más óptima, pues alinea el colon en su posición original y más prístina de como presumiblemente se defecaba, en cuclillas. Los inodoros actuales a la larga son los causantes de problemas en el colon que en dramatismo llegan hasta el cáncer de colon. Sin embargo, existen remedios para este caso en particular, y son: poner un banco enfrente de inodoro y subir los pies a él; el siguiente sería un baño de invención británica y reciente, el Le Penseur toilet, (3) que fue aclamado durante su exhibición en el Royal College of Art Summer Exhibition 2013. (4)

EN JAPÓN, los inodoros en sentadillas, o washiki como se les conoce en aquel hemisferio, aún conviven con los occidentales, y su forma se asemeja mucho a los agujeros en el suelo de las sociedades antiguas. En una sociedad tan acelerada y productiva como la de Japón, donde el tiempo para el esparcimiento difícilmente tiene cabida y es ingeniosamente acortado para una mayor productividad del empleado, se está considerando abandonar los inodoros occidentales, pues es frecuente entre los usuarios pasar más tiempo del acostumbrado en el baño con sus teléfonos celulares. La higiene de los inodoros japoneses es un punto a favor de ellos, sobre todo en lo que a los públicos se refiere, pues no es necesario posar el trasero en la tapa del inodoro, evitándose infecciones y afecciones. (5)

FINALMENTE, ES sabio preguntarse si todas las invenciones son en realidad un progreso, o si el progreso será en realidad un progreso.

Notas

1.- http://historiaybiografias.com/que_sucios00/, consultado el 5 de septiembre de 2016.
2.- http://viajes.elpais.com.uy/2012/06/03/el-inodoro-a-traves-del-tiempo/, consultado el 5 de septiembre de 2016.
3.- http://ecoosfera.com/2014/04/cual-es-la-forma-ideal-de-defecar-y-que-beneficios-puede-traerte/, consultado el 5 de septiembre de 2016.
4.- http://www.petercodling.com/LE-PENSEUR, consultado el 5 de septiembre de 2016.
5.- https://translate.google.com.mx/translate?hl=es&sl=en&u=http://www.japantoday.com/category/lifestyle/view/japanese-style-squat-toilets-a-surprising-way-to-stay-healthy&prev=search, consultado el 5 de septiembre de 2016.

*Melquisedec, o Melqui para los íntimos, es de origen aguascalentense; de personalidad algo retraída, involuntariamente; distraída; y abstraída en dulces fantasías; pero eso sí, es un incondicional aficionado a la música y estética de los ochenta y principios de los noventa en el universo del Glam Metal. Su anhelo es la estabilidad, la salud, pero sobretodo que sus fantasías se materialicen.