Por Alfonso Morales Castorena

PARA COLMO de los comerciantes y vecinos radicados en la zona peatonal del andador Centenario y en franca burla a sus denuncias para que frenen sus tropelías, escándalos y centro “laboral” de mujeres de la vida galante, ahora el prostíbulo Punto y Coma, desde el pasado fin de semana, cuenta con un portero de planta en funciones de guardia de seguridad privada y “saca borrachos”, como lo constataron los afectados el sábado pasado por la tarde-noche.

 EL HOMBRE en cuestión, que para todos ellos es un perfecto desconocido, “cumplió” con creces su trabajo y aparte de someter a los clientes a la revisión corporal de rigor, acaso con el objeto de comprobar que carecían de cualquier tipo de arma, fue selectivo al momento de franquear el acceso a quienes pretendían ingresar a esa emborrachaduría.

 TAL PARECE que a la usufructuaria del negocio, Edith Cristina de Lara Martínez, nada le importa la tranquilidad de ese sector del Centro Histórico, porque además de “contar ahora con el servicio personalizado de un guardia de seguridad”, continuó permitiendo los escándalos a los que debe estar acostumbrada, a escuchar música con un volumen atronador y a mantener su conducta de indiferencia ante los reclamos del vecindario para que “maneje su negocio” dentro de los parámetros legales y las buenas costumbres.

 Y COMO SIEMPRE, ni la nochemadrugada del viernes, ni la del sábado siguiente, o sea el pasado fin de semana, los inspectores de Reglamentos Municipales o los elementos de Seguridad Pública tuvieron la atingencia de siquiera “pasar por el frente del prostíbulo para que comprobaran el escándalo y el ruido que imperaba en su interior” y que por el silencio nocturno se dimensionaban sobremanera”.

 SEÑALARON QUE es lógico que desde el momento en que su presidente municipal, Francisco Javier Luévano Núñez, tiene bajo su protección al prostíbulo en cuestión sus subordinados obedezcan ciegamente sus exigencias de “no molestar a su dueña”, sin tomar en cuenta que él mismo, por su corrupción, está forjando una bomba de tiempo que al explotar le puede cobrar una factura bastante elevada, porque la combinación del alcohol con la prostitución siempre apareja consecuencias funestas y si no, al tiempo.

 REPITIERON QUE la solución del problema la tiene el mismo alcalde, porque si la mujer no se aplica a la explotación legal de la licencia reglamentada que usufructúa, simple y sencillamente que ordene a su jefe de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, que proceda a su clausura y listo, pero como éste también “lleva su mochada”, tampoco hace nada por remediar la situación de riesgo que está latente y que, cuando menos lo esperen, va a detonar.

 SEÑALARON QUE están ciertos, como ellos lo hacen, que toda persona física o moral, para realizar cualquier actividad comercial, industrial o de prestación de servicios en el municipio, tanto en domicilio particular, como en espacios públicos, ya sea en establecimiento fijo o semi fijo, requiere contar previamente con licencia, permiso o autorización expedida por el Ayuntamiento de Calvillo, a través de su secretaría e inscribirse en el padrón municipal, cosa que ellos así cumplieron y están trabajando con el documento que avala su actividad mercantil y no en otra distinta a la que ampara, como lo hace Edith Cristina de Lara Martínez, que trabaja su prostíbulo Punto y Coma disfrazado de restaurante-bar y de esto último no tiene ni la pinta, terminaron diciendo.