Por Daniela Itzel Domínguez Tavares

Adolfo López Mateos

Adolfo López Mateos

EL PASADO día 31 de agosto se vivió en México un episodio más –¡otro!– de desencanto hacia nuestro presidente. El candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, visitó México; vino a nuestro país y el asedio de la opinión pública y los medios de comunicación, nacionales e internacionales, en una apabullante cobertura evidenciaron el actual talón de Aquiles del sistema político mexicano: la legitimidad. Los medios de comunicación, algunos, nos han mostrado la irresponsabilidad del Estado y el poco cuidado que se ha tenido con la figura presidencial, la sociedad mexicana sigue siendo paternalista pero ya no acepta el poco liderazgo del titular del ejecutivo. No es la primera vez que uno de nuestros presidentes tiene que actuar frente acontecimientos triviales, otros pasaron por coyunturas complicadas o peligrosas y supieron sortear el reto. El mundo, así como el país, ya no son los mismos, ahora los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la vida cotidiana y debemos utilizarlos no sólo como vehículos para dar a conocer nuestras impresiones políticas sino para advertir desde nuestro presente los cambios que han acontecido en nuestro país. Lo invito entonces a regresar en el tiempo de nuestra historia.

De López Mateos a Peña Nieto

ADOLFO LÓPEZ Mateos fue presidente de México de 1958 a 1964. Instituyó el ISSSTE, y el proyecto del Museo Nacional de Antropología e Historia se afianzó en su mandato; quizá se le recuerde por sus contantes giras dentro o fuera del país, por el aumento al presupuesto público de educación, por la represión al movimiento vallejista y a últimas fechas, le recordará porque se evidenció su pasado espurio. (1) Lo cierto es que amplió el intervencionismo del Estado, pero además, brindó internacionalmente una figura presidencial fuerte y de prestigio. (2)

Enrique Peña Nieto (Foto: Archivo/ Saúl López/ Cuartoscuro)

Enrique Peña Nieto (Foto: Archivo/ Saúl López/ Cuartoscuro)

AHORA BIEN, el ambiente en el que inició su sexenio estuvo marcado por la época mundial de la permuta y las fracturas, la época de las revoluciones y las guerrillas, de la sociedad católica y las facciones comunistas. Desde el año de 1959, la figura de Fidel Castro, así como la de Ernesto “Che” Guevara, habían hecho florecer con más fuerza el espíritu de la izquierda en América Latina. En México no fue poca la reacción, se afianzaron las movilizaciones sociales, las reclamaciones; se generó un fuerte impulso de preocupación por el presente así como por el futuro del país, misma preocupación que se vio evidenciada en las constantes huelgas y el surgimiento de una clase media concentrada en las reformas populares. No fue un ambiente fácil para el statu quo nacional. Las decisiones del aparato político y en la figura presidencial corrían el riesgo de estar inmersas en la cultura disruptiva del momento.

ENTONCES FUE que el presidente se equivocó, fueron unas cuantas palabras que se dijeron en el momento incorrecto y que le costaron al país una fuga considerable de capitales. Estando en Guaymas en julio de 1960 definió la orientación ideológica de su gobierno como “dentro de la Constitución, de extrema izquierda”. (3) Evidentemente que para el país vecino, para Estados Unidos, esto representó una amenaza hacia su aparato político omnipresente en América Latina. Pero en el país este discurso generó una impronta en la confianza de la iniciativa privada, por lo que el gobierno tuvo que recurrir al Fondo Monetario Internacional (IFM) para seguir impulsando el desarrollo económico; por su parte, el presidente López Mateos tuvo que moderar su discurso político y mostró especial cuidado en evidenciar su simpatía por el nuevo contexto cubano. Ya no se podía minimizar lo dicho pero una característica de este sexenio fue que pese a los graves cambios que se estaban generando, dentro y fuera, se consagró una estabilidad que no se vio marcada por reformas importantes pues estas hubieran causado desequilibrio en el país.

ESTE ES solamente un pequeño ejemplo para demostrar la trascendencia entre la política interna y externa; para entender que aunque López Mateos aprobaba lo que estaba viviendo el pueblo cubano con su revolución, también supo ser mediador dentro de su propio país, pues la izquierda mexicana también tenía programas por cumplir pero la agenda política requería pragmatismo y fijar metas que libraran de tensiones peligrosas al país; con el espacio que permiten los años pareciera que estas respuestas a las demandas nacionales fueron insuficientes pero estallaron hasta el sexenio posterior, exactamente en el año de 1968, no era una cuestión de México sino el tiempo mundial de los cambios.

¿AHORA QUÉ? Evidentemente en la actualidad nuestro presidente no sigue una estrategia política para generar un ambiente cordial dentro del país y al mismo tiempo buenas relaciones al exterior; posiblemente esa estrategia exista pero lo que falla es la capacidad del titular del ejecutivo para llevarla a cabo. Termino con una frase de C. Levi-Strauss que nos permite recordar la ilegitimidad en la que se ha visto envuelto el Estado en este sexenio: “Aceptar, como tema de discusión, una categoría que nos parece falsa nos expone siempre a un riesgo: el de mantener, en virtud de la atención que se le presta, alguna ilusión acerca de su realidad”.

Aprovecho el espacio para agradecer al poeta, mexica, Francisco Martínez Pérez, quien de manera entrañable ha enriquecido mi alma con los placeres que genera la poesía y la vida de los grandes poetas. Estoy en infinita deuda.

Notas

  1. Su progenitor no era Mariano Gerardo López Sánchez sino un español. Esta verdad le hubiera impedido ser presidente pues no era hijo de padres mexicanos.
  2. Soledad Loaeza, “Modernización autoritaria a la sombra de la superpotencia, 1944-1968”, en Nueva Historia General de México, México, El Colegio de México, 2010, p. 682.
  3. Ibídem, p. 683.

Herrera, Héctor, “La política exterior mexicana de Adolfo López Mateos: Entre lo doméstico y lo internacional”, en El águila, el jaguar y la serpiente, (http://nohoch-balam.blogspot.com/. 28 de febrero de 2011)