Por Alfonso Morales Castorena

Al alcalde Javier Luévano no importa que el alcoholismo, la prostitución y la drogadicción se hayan disparado en forma exponencial en Calvillo, pero si el billete que le deja

Al alcalde Javier Luévano no importa que el alcoholismo, la prostitución y la drogadicción se hayan disparado en forma exponencial en Calvillo, pero si el billete que le deja

ESTE FIN de semana las autoridades policiacas y de Reglamentos Municipales, deben realizar los olvidados operativos de supervisión y vigilancia en toda la congregación, para verificar que los negocios que explotan licencias reglamentadas lo hagan con apego a la ley, centrando su accionar en la actividad que ocurra en el prostíbulo Punto y Coma desde temprana hora de los sábados, para evitar los escándalos y las riñas que los vecinos del lugar les han denunciado de manera reiterada, pero que no han atendido por la corrupción que les une a ese prostíbulo, encabezada por su alcalde, Francisco Javier Luévano Núñez.

 AL JEFE de la comuna no le interesa nada que no sea el solapar por unos pesos la ilegal actividad del prostíbulo, mucho menos que el alcoholismo y la drogadicción se hayan disparado en forma exponencial en el municipio, sobre todo entre los menores y los adolescentes, al disfraz de promocionar en todos los niveles y formas publicitarias al Pueblo Mágico en el que pretende convertir a Calvillo.

 LOS INDIGNADOS comerciantes aseguran que incluso en las escuelas de educación media superior, varios desconocidos “enganchan” a los incautos alumnos a ese infernal mundo de drogas, a través de “polvos” que simulan ser dulces y lo único que contienen son sustancias prohibidas o enervantes sintéticos, incluso se han dado casos que “los vendedores de sueños aleccionan a sus propios hijos para que ofrezcan esos estimulantes a las puertas de cada centro educativo”.

Y SI NUESTRAS autoridades tuvieran siquiera un poquito de voluntad para combatir ese flagelo, el propio presidente municipal asumiría su responsabilidad y ordenaría a Seguridad Pública del Ayuntamiento que permaneciera vigilante del accionar de los envenenadores públicos para apresarlos y remitirlos a la autoridad del ramo, máxime que ya se va a contar con una Sala de Juicios Orales en la comunidad y aquí se les podrá someter al juicio penal correspondiente, para ejemplo de quienes delinquen de esa forma, dijeron.

 AGREGARON QUE esperan que ahora este fin de semana y con base en la denuncia que sus vecinas, Otilia y Lucita, le presentaron al secretario de Gobernación y del Ayuntamiento, Omar Williams López Ovalle, se le haya negado a la emborrachaduría de marras el permiso semanal de extensión de horario al que estaba acostumbrada su dueña, Edith Cristina de Lara Martínez, y que sea obligada a dar por concluida su actividad como “toda cantina lo hace”, que según el código de Reglamentos Municipales “debe cerrar a la 1 de la mañana”.

 LUEGO SI por alguna causa y para no “violentar sus derechos mercantiles” se le otorgó esa extensión de horario de actividades, que los inspectores de Reglamentos Municipales verifiquen que realmente cierre su prostíbulo Punto y Coma a las 2 de la mañana y que si acaso es sorprendida atendiendo a menores de edad, que se le clausure de inmediato el negocio y se le aplique la sanción administrativa a que se hizo merecedora por infringir la ley”, huelga decir que también sea objeto de la multa respectiva “si no atiende la recomendación para que no haya escándalo en su negocio”.

 PARA CONCLUIR afirmaron que cuentan con la “firme promesa” del secretario de Gobierno y del Ayuntamiento para vigilar que Punto y Coma deje de funcionar como el giro rojo en el que está convertido y que, en lugar de ello, trabaje de acuerdo a la licencia reglamentada que explota su propietaria, extendida a nombre de Jesús Serna Esparza bajo el rubro de “restaurante-bar, no de cantina con presencia y alternancia de mujeres de la vida galante, la mayor parte de la noche”, lo que a todos nosotros nos tiene indignados e irritados.