Por Alfonso Morales Castorena

Doña Lucita y su vecina doña Otilia exigieron al secretario de Gobernación Municipal que solucione el problema que les representa el prostíbulo Punto y Coma

Doña Lucita y su vecina doña Otilia exigieron al secretario de Gobernación Municipal que solucione el problema que les representa el prostíbulo Punto y Coma

NO HUBO justicia, ni siquiera revisión o vigilancia como lo prometiera el nefasto y corrupto alcalde Francisco Javier Luévano Núñez y el prostíbulo Punto y Coma sigue burlándose de sus vecinos, los comerciantes establecidos en su entorno, a ciencia y paciencia de las autoridades municipales “a las que su lenona dueña tiene compradas”, aseguraron doña Lucita y doña Otilia al secretario de Gobernación y del Ayuntamiento, Omar Williams López Ovalle, ayer por la mañana.

 LAS DOS señoras se presentaron muy temprano ante el funcionario municipal para exigirle –no solicitarle– de forma enérgica pero educada “que por favor ya meta en cintura al lupanar ese”, porque el sábado pasado no las dejaron dormir a causa del fenomenal escándalo que hacían las prostitutas y los borrachos y el estridente cuanto sonoro ruidazo de la música que ambientaba el lugar.

 AMBAS COINCIDIERON en afirmar que “la fiesta a cortinas cerradas fue de tal magnitud, que terminó hasta las 6 de la mañana del domingo” y no dudaron en señalar que “acaso remató en fenomenal orgía por los preservativos usados que hallaron en los patios de sus respectivos domicilios, los que colindan al lado poniente del edificio que alberga el prostíbulo Punto y Coma, que se ubica en el andador de la calle Centenario”.

 TAMBIÉN SEÑALARON que ni siquiera la Policía Preventiva les hizo caso cuando le exigieron que comisionara a sus elementos para que llamaran al orden a los escandalosos y mucho menos el “corrupto e inepto dueño” de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, tuvo el valor civil “de hacer cumplir la ley, pero eso sí, siempre está listo para estirar la mano y recibir la limosna que la mujer esa (Edith Cristina de Lara Martínez) le paga por la protección que le brinda”.

 LUEGO DE exponer una vez más su denuncia por la irregular operación del referido prostíbulo, doña Lucita y doña Otilia aseguraron que si también en esta ocasión van a ser ignoradas, recurrirán hasta al mandatario estatal “para que conozca la impunidad que existe en Calvillo, la protección que nuestras autoridades le brindan a quienes fomentan la prostitución, el alcoholismo y la drogadicción” y les ofrezca la solución inmediata que requieren para recuperar la tranquilidad que perdieron desde que ese maldito lupanar empezó a funcionar, con la descarada complicidad de las autoridades municipales.

 AL CONOCER la queja de las mujeres, varios comerciantes del sector, aparte de solidarizarse con ellas y de manifestarles que la unión hace la fuerza, criticaron de manera severa la expedición de las últimas 10 licencias reglamentadas a negocios como cenadurías, loncherías, taquerías e incluso hasta tienda de abarrotes “porque lo único que hicieron fue abrirle las puertas al dios Baco para que inicie su reinado de alcoholismo en el famosísimo Pueblo Mágico de Calvillo”.

 CUESTIONARON QUE cómo era posible que por el simple hecho de señalar que “en su negocio se venden quesadillas y tacos de colores”, su dueño cuente ahora con una licencia reglamentada al tenor de “restaurante-bar”, con la que se va a amparar para convertir esa pequeña lonchería “en toda una cantina y quizá hasta con presencia de mujeres de la vida galante”, como el lupanar Cheves Chabe, donde “las ficheras hacen su agosto día y noche”, todo sea para que nuestro presidente municipal, Francisco Javier Luévano Núñez, continúe llenándose los bolsillos antes de “heredarle la silla a su amigo” Adán Valdivia López, otro corrupto de marca, afirmaron bastante disgustados.