Por Alfonso Morales Castorena

El prostíbulo Punto y Coma, protegido por el alcalde Javier Luévano Núñez

El prostíbulo Punto y Coma, protegido por el alcalde Javier Luévano Núñez

LOS RESIDENTES del andador peatonal Centenario se quedaron a la espera, una vez más, de que sus autoridades de Control Reglamentario y Regulación Sanitaria Municipal se fajaran los pantalones, cumplieran con su responsabilidad y llamaran a cuentas a la dueña del prostíbulo Punto y Coma, Edith Cristina de Lara Martínez, que por enésima ocasión hizo de las suyas.

 LA EMBORRACHADURÍA de marras fue convertida, desde hora temprana del sábado pasado y hasta casi el amanecer de ayer, en el centro de escandalosa reunión de homosexuales, en la que aparte de mantener casi en forma ininterrumpida el volumen bastante alto de la música que escuchaban, se mezclaba con el vocerío generalizado a todo pulmón.

 POR LÓGICA, los indignados residentes del entorno, todos ellos –hombres y mujeres de la tercera edad– no solicitaron, exigieron a Seguridad Pública Municipal que tomara cartas en el asunto, pero por enésima ocasión la dependencia hizo oídos sordos y la presencia de uniformados brilló por su ausencia.

 NI QUÉ PENSAR en quejarse con el inepto y corrupto director de Reglamentos Municipales, José Roberto Delgado González, capaz que cuando alguno de los afectados inicie actividades ordena que le clausuren su negocio de venta de mercería, bonetería, lonchería, dulcería, porque “recibió una queja que hace mucho ruido cuando expende su mercancía”, en venganza porque lo levantan de la comodidad de su lecho a deshoras de la noche, según comentaron dos residentes de ese sector habitacional.

 YA EN ALGUNAS otras ocasiones se le ha reportado a Delgado González el escándalo que los parroquianos hacen en el interior del prostíbulo Punto y Coma, pero se cree que él mismo entera de la queja de los afectados a la dueña del lugar, ésta procura que su clientela “le baje de volumen” hasta que Reglamentos Municipales y Policía Preventiva “cumplan con su trabajo de revisión” y así cuando los empleados de cada dependencia acuden a comprobar su queja, encuentran “todo en orden y sin novedad”.

 PERO EN cuanto policías y verificadores se retiran, el escándalo se reanuda y si los airados vecinos vuelven a solicitar el apoyo de la Policía Preventiva para que llame al orden a los parroquianos, ya nada más dicen que “ya fuimos pero no encontramos nada fuera de lo común”, es decir no dan crédito a esa nueva queja y de esa forma los habitantes de la zona permanecen en vela casi hasta el amanecer, cada sábado y cada domingo, como nos lo aseguraron.

 A DECIR de los mismos vecinos, tenían la esperanza que, como se hiciera el fin de semana anterior, el sábado pasado las autoridades municipales, Reglamentos y Seguridad Pública, realizaran un operativo de supervisión y vigilancia con la finalidad de evitar escándalos y la presencia de menores de edad en cada emborrachaduría, pero parece que pudo más conservar “una de las cajas chicas del actual presidente municipal, Javier Luévano, que permitirnos a nosotros los ancianos disfrutar de las horas de sueño que necesitamos, pero, bueno, no todo es para siempre”.

 COMO MUESTRA de los excesos nocturnos ocurridos en ese prostíbulo hasta poco después de las 3 de la mañana del domingo pasado, el local permanecía cerrado muy cerca del mediodía y a decir de los vecinos “es posible que reinicie actividades antes de las 2 de la tarde, cuando los cantineros y su patrona se recuperen de otra más de sus francachelas de fin de semana”.