PARA COLMO de los males de quienes operan sus negocios en torno al prostíbulo Punto y Coma, ahora temen que a los escándalos que soportan cada fin de semana se sumen aquellos que vayan a causar los visitantes que decidan conocer la bien orquestada Ruta del Artista, porque dentro de su extenso recorrido se incluye una visita obligada a la cantina Chuy Bombas “para que degusten una de las bebidas alcohólicas de la inventiva del Don Chuy”.

 PERO COMO se trata de una dosis bastante fuerte de vino, es posible que al terminar la larga caminata a un costado del atrio del templo del Señor del Salitre, los cansados y un tanto alegres visitantes decidan continuar por su cuenta y riesgo la ingesta de alcohol y acudan a la emborrachaduría de marras, por ser una de las más cercanas a la plaza principal.

 ENTONCES SÍ, la conjunción de parroquianos en ese lugar, tanto de visitantes como de residentes de la comunidad, más la continúa degustación de todo tipo de bebidas alcohólicas, puede ser el factor que detone un escándalo mayúsculo como consecuencia de los comentarios a favor y en contra del denominado “nuevo polo de desarrollo turístico y económico”.

 ESA POSIBILIDAD hace temer a los comerciantes del andador peatonal Centenario que las autoridades locales vuelvan por sus fueros, que se hagan de la vista gorda y no atiendan sus llamados de apoyo para que controlen el caos que pudiera reinar en la vía pública o en el interior de la cantina en cuestión.

 SE PRONUNCIARON porque, en lugar de esperar a que sea requerida su intervención, sean ellas mismas las que instrumenten algún operativo de seguridad y vigilancia de manera preventiva, tanto para cuidar del orden público, como para evitar la presencia de algún hecho lamentable, trágico e irremediable y no que después de ahogado el niño, quieran tapar el pozo.

 LA PRESENCIA policiaca desde hora temprana en torno a los bares y cantinas que operan en las cercanías del Centro Histórico sería benéfica para todos, dijeron algunos comerciantes, sobre todo para los encargados de la negociación que trabajarían con más seguridad, impedirían el acceso a menores de edad y hasta cierto punto “cuidarían su fuente de ingresos”, porque al ser motivo de clausura, perderían lo más por lo menos.

 EN ESTE aspecto, mencionaron dos de ellos, de acuerdo a lo dispuesto por el Reglamento Municipal, la primera ocasión que se sorprenda a un cantinero o dueño de bar “atendiendo a menores de edad”, será objeto de amonestación verbal, la reincidencia se castiga con una multa de al menos 30 días de salario mínimo y si se persiste en esa conducta comercial, se procede a la clausura del antro.

 PERO PARA uno de ellos, la presencia de menores de edad en el interior de un bar, una cantina, un ladies bar, un antro, ingiriendo bebidas embriagantes es motivo de clausura inmediata y no de llamadas de atención o pequeñas multas, porque entonces se estaría fomentando el alcoholismo en la población, como ocurrió la semana pasada en la emborrachaduría Punto y Coma, donde los inspectores de Control Reglamentario “descubrieron embriagándose a uno o dos adolescentes y sólo levantaron una infracción y no cumplieron con su deber de clausurarlo”.

 DE NUEVA cuenta se vio claramente la descarada protección que el corrupto director de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, le dispensa a su dueña, Edith Cristina de Lara Martínez, y que deja muy claro su desinterés por escuchar las quejas de los comerciantes afectados, sus denuncias para que le exija se apegue a la explotación de la licencia reglamentada que le rentó a Jesús Serna Esparza y maneje su negocio como restaurante-bar, no como la escandalosa cantina en que lo ha transformado.

 POR LO PRONTO, agregaron, vamos a esperar que esta noche (sábado 6 de agosto), la comerciante cumpla con la extensión de horario que semana a semana se le autoriza, concluya sus actividades de la mejor manera posible, sin escándalos ni ruido incesante y a todo volumen, para que se pueda disfrutar de una noche de paz y tranquilidad…como antaño.