Por Alfonso Morales Castorena

La casa de la anciana Otilia ha sido el basurero posterior del antro Punto y Coma por mucho tiempo, afirmó la mujer de avanzada edad: “Nos arrojan pantaletas, brasieres, preservativos usados, tiras de papel sanitario bastante sucias y machadas de lápiz labial, botellas vacías, popotes y hasta vomitadas de borrachos”

La casa de la anciana Otilia ha sido el basurero posterior del antro Punto y Coma por mucho tiempo, afirmó la mujer de avanzada edad: “Nos arrojan pantaletas, brasieres, preservativos usados, tiras de papel sanitario bastante sucias y machadas de lápiz labial, botellas vacías, popotes y hasta vomitadas de borrachos”

EL OPERATIVO de revisión y vigilancia instrumentado por las autoridades municipales el pasado fin de semana, para comprobar la legal operación de bares, cantinas, antros, centros botaneros, loncherías, cenadurías y demás negociaciones que explotan licencias reglamentadas, para los comerciantes establecidos en el andador peatonal de la calle Centenario, en las cercanías del bar Punto y Coma, fue la respuesta anhelada desde hace mucho tiempo.

 PERO SI para los “quejumbrosos comerciantes”, como los catalogó el director de Control Reglamentario, Juan Roberto Delgado González, la olvidada tarea de sus autoridades fue necesaria ante el cúmulo de quejas en cuanto al funcionamiento del antro, para las señoras de avanzada edad Otilia y Coco, la presencia policiaca en ese sitio representó “una noche de paz y tranquilidad, como desde hace muchos años no disfrutaban”.

 Y ES QUE nos comentaron que cada fin de semana y en algunas ocasiones, entre semana, al realizar el aseo de los patios posteriores de sus viviendas, por las mañanas, se veían en la necesidad de levantar diversas inmundicias que “les eran arrojadas del segundo piso de la cantina y para su mala suerte, caían entre sus macetas, los vehículos estacionados en el gran patio, en las ramas de los árboles que pueblan parte de esas secciones de sus casas y en otros lugares de las fincas”.

 ENTRE ESA basura, dijeron, figuraba ropa íntima de mujer, como medias, pantimedias, pantaletas, brasieres, preservativos usados, tiras de papel sanitario bastante sucias, algunas manchadas de lápiz labial, botellas vacías, vasos de plástico, popotes, hasta restos de vómito y además tenían que soportar los nauseabundos olores que despedía toda esa inmundicia, según su coincidente versión.

 ESO SIN tomar en cuenta lo estridente y elevado volumen de la música que ambientaba el lugar, sin que a la propietaria le interesaran los reclamos que luego le hacíamos para que cuando menos le bajara a ese infernal ruido y nos permitiera disfrutar del descanso nocturno, atendiendo a que somos mujeres ya de edad avanzada y requerimos de varias horas de sueño, pero nunca atendió nuestras peticiones.

 LAS ANCIANAS esperan que ahora sí las autoridades hagan su trabajo, pero que sobre todo se fajen los pantalones y exijan a la dueña del tugurio que respete la ley y se aplique a trabajar como se lo señala la licencia reglamentada que le cedió Jesús Serna Esparza, porque de lo contrario poco a poco este sector del Centro Histórico se quedará vacío, porque ya todos los comerciantes establecidos ahí no soportan la escandalera que ocurre a diario y por ello, muchos se han establecido en otro sitio.

 COMO PARA corroborar que el operativo policiaco fue motivo de reactivación mercantil en ese sector de la zona centro, ayer en la mañana, una brigada del Voluntariado del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Municipal se instaló en el andador Centenario, ofreciendo en venta artesanías elaboradas en esa dependencia, a fin de reunir los recursos económicos suficientes y adquirir varios aparatos ortopédicos que requieren algunos ancianos de la localidad, quienes han acudido a esa institución en demanda de apoyo, como nos lo comentaron las expositoras, cuyas identidades quedaron en el anonimato por petición de ellas mismas.