Por Alfonso Morales Castorena

A LOS RECLAMOS de los comerciantes establecidos a su alrededor para que se ajuste a la explotación lícita de la licencia reglamentada expedida como “restaurantbar El Centenario” y no la confunda con la explotación de vil cantina, Edith Cristina de Lara Martínez, gerente del antro y lupanar –como afirman los afectados– Punto y Coma, en franca burla a sus inconformidades, la noche del jueves pasado “amenizó el negocio con música de mariachi en vivo por más de una hora”.

 NO SE CUESTIONA la presencia del mariachi, dijeron dos de los “quejumbrosos comerciantes” como los catalogó el director de Control Reglamentario Municipal, Juan Roberto Delgado González, ellos vinieron a hacer su trabajo y punto, lo que es criticable es el horario nocturno en el que lo realizaron y lo estridente de su música que rompió con la tranquilidad del vecindario y con nuestro descanso de la noche, afirmaron.

 PERO LO más cuestionable todavía, agregaron, fue la negativa del flamante director de Reglamentos Municipales para intervenir en el asunto y cuando menos llamarle la atención a la comerciante, solicitarle que el mariachi aminorara el volumen de la música en vivo que interpretaba y que lo hiciera en un lugar de “la cantina”, donde el ruido pudiera ser amortiguado por las paredes, “solo que jamás lo encontramos para enterarlo de esa nueva irregularidad y su ausencia laboral nos reafirmó su complicidad con la mujer”.

 DESDE HACE tiempo tenemos pruebas documentales del giro negro en el que está convertido el restaurant-bar, pero no se nos aceptan como denuncia porque según las autoridades “nosotros le tenemos mala fe a la señora y a toda costa queremos que cierre y se vaya”, como nos lo han dicho cada vez que presentamos una nueva queja por los escándalos que ahí se suscitan con frecuencia.

 LOS ESCÁNDALOS se generan por la presencia continua de mujeres de la vida galante en el lugar pues, por el estado de ebriedad de los parroquianos, unos y otros se disputan sus favores y los pleitos, gritos, insultos a voz en cuello seguidos de injurias y amenazas no se hacen esperar, sin que autoridad alguna se haga presente para tomar cartas en el asunto y controlar los ánimos; tal vez lo hagan cuando ocurra una tragedia y entonces sí, esperemos que nos den el crédito que nuestras denuncias merecen, continuaron diciendo.

 LOS “QUEJUMBROSOS comerciantes” establecidos en ese tramo del céntrico corredor peatonal de la calle Centenario nos comentaron de su temor por brindarnos su identidad, en virtud de que un militar que creen es la pareja sentimental de la gerente de “la cantina” es sumamente impulsivo, muy agresivo, y tienen miedo de sufrir las consecuencias si acaso los identifica y de ahí su petición de permanecer en el anonimato “porque ni modo que nos ataque a todos”, refirieron.

 ALGUNOS DE nuestros amigos que han acudido ocasionalmente a ese lugar nos han dicho que en ocasiones les está vedado el ingreso al servicio sanitario porque “está ocupado como cuarto de hotel y cuando finalmente pueden accesar para realizar sus necesidades fisiológicas, se encuentran con preservativos usados y con los indicios claros y contundentes de la actividad sexual que ahí se desarrolló” y eso nos hace pensar que también las autoridades sanitarias deberían intervenir para evitar la presencia de focos de infección que representen un riesgo para la salud de los parroquianos, y también de todos nosotros, señalaron.

 ANTES DE retirarnos, nos aseguraron que continuarán en su postura de exigir a la autoridad correspondiente que la comerciante se aplique a la explotación legal de la licencia reglamentada que obra en su poder, para beneficio de todos, y volvieron a asegurar que “no queremos que cierre su negocio, nada más que se ajuste a la legalidad y continúe trabajando, aquí, en este sector del Centro Histórico, hace falta un buen restaurante y si combina ese servicio con la venta de cervezas, vinos y licores, siempre apegada a derecho, le aseguramos que va a tener éxito”.

 Y YA PARA terminar afirmaron: “De lo contrario seguiremos insistiendo en que se retire de la zona, hasta que alguna autoridad se apiade de nosotros”.