La licencia reglamentada para explotar el negocio Punto y Coma, ampara su función como restaurantbar, de acuerdo a los documentos que obran en poder de Página 24

La licencia reglamentada para explotar el negocio Punto y Coma, ampara su función como restaurantbar, de acuerdo a los documentos que obran en poder de Pagina 24

EL CONCEPTO que vertiera el titular de la Dirección de Control Reglamentario Municipal, Juan Roberto Delgado González, sobre “la bondad mercantil” que representa el restaurante-bar Centenario, hoy convertido en una cantina más bajo el nombre “Punto y Coma” y la defensa a ultranza que hiciera de ese giro negro, a grado tal que ponderó su estancia en el corazón del Centro Histórico como “un ejemplo a seguir para el resto de los comerciantes” hizo que estos empresarios afirmaran que “los nexos que guarda con la dueña del tugurio, tienen visos de corrupción absoluta”.  Por eso “los actos de corrupción” en los que incurre le hacen defender a capa y espada ese negocio, pasar por alto cuanta denuncia se le presenta sobre lo nefasto de su funcionamiento, el triste espectáculo que ofrecen los parroquianos ebrios, tanto al turismo, como a los residentes de la zona y a nosotros mismos como comerciantes establecidos desde hace muchos años en este sector del centro de la comunidad, dijo uno de los “quejumbrosos mercaderes”, como el empleado municipal los definiera.

 AÚN OTORGÁNDOLE el beneficio de la duda, acudimos a las oficinas de Control Reglamentario para volver a cuestionarlo sobre el tema y el hombre continuó en la misma postura que asumiera el pasado martes 26 de este mes, volvió a minimizar el asunto y hasta se dio el lujo de referir que desde hace un año “no tiene queja alguna del funcionamiento irregular de la cantina (sic) Punto y Coma”.

 AHORA HASTA se dio el lujo de asegurar que “el alto volumen de la música que se deja escuchar en la calle, proveniente del antro, es porque quien hace el aseo está un poco (sic) sordo y es normal que al no escuchar nada bien, pues, se deleite con sus melodías favoritas a un volumen más elevado que el normal y que eso no puede ser causa de queja alguna”.

 RESPECTO A la sonoridad elevada del ruido que se deja escuchar todas las noches en el andador, Delgado González volvió a asegurar “que ese lo realiza la señora cuando se va a descansar y, pues, como ya es de madrugada, al mover sus muebles, el sonido que hacen se dimensiona en el silencio nocturno, pero que no es nada grave”.

 ADEMÁS RESPONSABILIZÓ a los comerciantes establecidos en ese lugar del andador Centenario que es su deber asear el frente de sus locales, barrer la parte que les corresponde y hasta lavarlos con un poco de agua, pero todo “porque el lugar deber lucir limpio y aseado, no porque emanen olores de orines y vomitadas, como lo dicen los quejumbrosos denunciantes”, reiteró.

 SE AFERRÓ a que “sus verificadores nunca han encontrado anormalidad alguna en el funcionamiento de la negociación Punto y Coma, como para que siquiera se le llame la atención a su dueña, no se diga para levantar alguna multa o tal vez hasta para clausurarle la cantina (sic), porque no ha dado motivo para ello”, afirmó muy ufano.

 CONTINUÓ DICIENDO que “cuando los inspectores se cercioran que al término de la jornada laboral, o sea las 12 de la noche, de domingo a jueves, el local queda vacío, se retiran y me rinden parte de sin novedad, ya si quienes se emborrachan ahí y hacen escándalo en la calle, es deber de la Policía Preventiva actuar de inmediato para llamarlos al orden o detenerlos, pero eso tampoco es motivo para sancionar a nadie”.

 A REGAÑADIENTES y ya molesto por nuestra presencia, nos informó que en la actualidad se cuenta con 452 licencias reglamentadas que fueron expedidas en administraciones anteriores, sin que en la actual se haya autorizado una más y todas funcionan en el giro para que fueron entregadas a los solicitantes “pero no se le puede proporcionar copia de ninguna de ellas porque son documentos confidenciales”.

 SE LE HIZO saber que al ser documentos reglamentados, por ley, pierden esa calidad de confidencialidad en virtud de que es deber y obligación de su propietario “exhibirla a la vista del público en general en un lugar especial de su negociación” y tuvimos que recurrir a instancias superiores a él para lograr nuestro cometido.

 LA POSTURA de altanería que adoptara hizo que varios de sus compañeros de labores –cuyas identidades nos solicitaron su reserva por temor a represalias personales– nos comentaran que no es la primera ocasión que elude hablar del tema Punto y Coma, incluso por su forma de trabajar “ha ocasionado severos problemas al presidente municipal, pero no sabemos la causa por la que el alcalde lo sostenga en un cargo de tal alta responsabilidad, si no está capacitado para desempeñarlo con atingencia” y se retiraron presurosos de la oficina de Control Reglamentario.