Por Alfonso Morales Castorena

CAER EN el juego labioso de una pareja de desconocidos que con suma facilidad la despojaron de 13 mil pesos en efectivo llevó a la empleada de la delegación municipal del Instituto de Servicios de Salud del Estado (ISSEA), María de los Ángeles Landeros López, a buscar la justificación de haber cedido a su propia ambición y su postura encendió los focos rojos en la comunidad, alarmando en gran manera a sus familiares, parientes, amigos y compañeros de labores, sobre todo porque los primeros temían por su integridad física ante su estado de buena esperanza.

PERO CUANDO las autoridades ministeriales, acantonadas en la comunidad, le explicaron los pormenores de su inventada narrativa y las consecuencias legales que luego enfrentaría, desistió de seguir adelante y desconsolada por el bochornoso asunto que vivió en carne propia optó por continuar con sus labores habituales.

RESULTA QUE la mujer, camino a su centro de trabajo, luego de retirar el efectivo del Banco Banorte, fue sorprendida por un desconocido que con el cuento de “la gran paca de dinero que se encontró”, la convenció de que la acompañara a un lugar solitario para “repartirse el hallazgo a partes iguales” y al caer en el garlito, lo siguió a una zona poco transitada de la calle Hermenegildo Matamoros, a dos cuadras de distancia de la institución bancaria, de la Presidencia Municipal y de la Plaza Principal, en pleno corazón del Centro Histórico de la comunidad.

YA FUERA de testigos y con la empleada en su poder, el desconocido malviviente continuó con su juego de “dividirse el gran botín que se encontrara” y ahí fue donde apareció el cómplice del pillo y entre los dos le hicieron el hábil juego de manos para despojarla limpiamente, sin violencia alguna, sin armas de por medio, de sus 13 mil pesos en efectivo, para desaparecer enseguida de la calle y dejarla “con la paca que contenía una gran cantidad de dinero”, pero que en realidad solo “guardaba recortes de papel periódico en forma de billetes”.

EL PROBLEMA para la empleada era entonces cómo justificar la pérdida de ese dinero e ideó enseguida la farsa del asalto a mano armada que sufriera, seguido de la agresión a golpes que recibiera para dominarla y por consecuencia el robo de su efectivo, sobre todo de una cantidad que estaba muy lejos de haber tenido en su poder, 50 mil pesos contantes y sonantes.

SOLO QUE olvidó los detalles finos de un hecho delictivo como el que pretendía denunciar y, para su buena suerte, en la representación social le hicieron ver su error, el riesgo legal que enfrentaría al incurrir en la comisión del delito de falsedad en declaraciones ante una autoridad judicial o fedatario público y tomó la mejor de las decisiones, dejar el asunto por la paz y asumir las consecuencias de su ambición e ingenuidad, de las que se aprovecharon los delincuentes para victimarla.

SÓLO QUE al trascender el asunto entre la comunidad, no faltaron las recriminaciones para la Policía Preventiva y en general para los miembros de los distintos cuerpos de seguridad que prestan servicio en la localidad, que incluso alcanzaron a los elementos castrenses de la Compañía de Infantería No Encuadrada de la Décimo Cuarta Zona Militar, (CINE), a quienes criticaron que “solo se salen a pasear en sus grandes vehículos y a lucir sus poderosas armas largas, pero que no ofrecen garantía de buen servicio a la sociedad”.

INCLUSO TAMBIÉN recriminaron al famoso Mando Único Policiaco y hasta tacharon el asunto como “la bienvenida que los pillos le daban al nuevo titular de Seguridad Pública Municipal, Jaime Tejeda Ponce”, como para “medir fuerzas y seguir delinquiendo en la comunidad o retirarse en busca de otros horizontes menos peligrosos para ellos”.

NO SE DIGA en las redes sociales, cibernautas que realmente creyeron en la versión de “asalto a mano armada” que sufriera su coterránea, se lanzaron con todo en contra de cuanta autoridad les brinda vigilancia y seguridad a que tienen derecho, ignorantes de que la afectada buscó la manera de justificar el haber sido víctima de su propia ambición.