{"id":104005,"date":"2017-12-23T07:38:22","date_gmt":"2017-12-23T13:38:22","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/wordpress\/?p=104005"},"modified":"2017-12-23T07:38:22","modified_gmt":"2017-12-23T13:38:22","slug":"entre-letras-26","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/2017\/12\/23\/columnas\/entre-letras-26\/","title":{"rendered":"Entre Letras"},"content":{"rendered":"

El privilegio de la memoria<\/span><\/p>\n

Por Lenina Nereida Ortiz Garc\u00eda<\/p>\n

\"\u201c\u2026no

\u201c\u2026no quer\u00eda devolver la canica aunque no estuviese en sus manos\u201d<\/p><\/div>\n

\n

Pero en las manos<\/em>
\n queda el recuerdo de lo que han tenido.<\/em><\/p>\n

Recuerdo de una piedra<\/em>
\n que hubo junto a un arroyo<\/em>
\n y que cogimos distra\u00eddamente<\/em>
\n sin darnos cuenta de nuestra ventura.<\/em>
\n-Pedro Salinas<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n

COMO TODAS<\/strong> las tardes despu\u00e9s del trabajo, Mauricio caminaba unas cuadras hacia su casa despu\u00e9s de bajar del autob\u00fas. Todos los d\u00edas recorre las mismas calles de su barrio, a una hora en la que los ni\u00f1os est\u00e1n comiendo o reposando la comida echados en el sill\u00f3n mirando la televisi\u00f3n en sus casas. Sus hijos lo esperan para seguir el mismo ritual familiar, y lo reciben c\u00e1lidamente o simplemente lo ignoran. Esa tarde al doblar en la esquina de su calle, con su paso lento y su mirada perdida en los detalles de las aceras, divis\u00f3 una canica en una grieta del asfalto. Una canica lapisl\u00e1zuli, brillante, sin abolladuras, probablemente con poco uso debido a la admiraci\u00f3n del ni\u00f1o por tan hermoso cristal. Quiz\u00e1 la llevaba siempre consigo, en el bolsillo, para presumirla a sus amigos, pero en un desafortunado descuido sali\u00f3 furtiva de su pantal\u00f3n, a lo mejor su madre lo apur\u00f3 en regresar a casa y al tener que correr se le cay\u00f3. Qui\u00e9n sabe qu\u00e9 habr\u00e1 pasado, Mauricio pens\u00f3 en las posibles causas de la canica aferrada a la grieta.<\/p>\n

BAJ\u00d3 DE<\/strong> la acera para aproximarse a la canica y se detuvo por un momento, sent\u00eda el deseo de recogerla y echarla en su bolsillo como aquellos tiempos de su infancia. Se agach\u00f3 para recogerla y al extender su brazo sinti\u00f3 el peso de su malet\u00edn que cargaba en la otra mano, lo jalaba hacia atr\u00e1s. \u00bfY para qu\u00e9 querr\u00eda \u00e9l una canica? Se incorpor\u00f3 sin haberla tocado y continu\u00f3 caminando, probablemente el ni\u00f1o due\u00f1o la encontrar\u00eda, \u00bfqui\u00e9n era \u00e9l para evitarlo?<\/p>\n

AL LLEGAR<\/strong> a casa sus hijos se encontraban jugando en la sala, el menor de ellos se aproxim\u00f3 a \u00e9l, angustiado, le explicaba que hab\u00eda perdido su preciada canica azul, no pod\u00eda encontrarla, hab\u00eda buscado por toda la casa, en el patio, bajo los muebles, pero no estaba. Mauricio estuvo a punto de decirle que la hab\u00eda visto en la calle, pero un misterioso recelo lo detuvo, sinti\u00f3 que si le dec\u00eda a su hijo que estaba en la calle, la tendr\u00eda nuevamente, y m\u00e1s que sentirse reconfortado por dicha situaci\u00f3n, se sinti\u00f3 inc\u00f3modo, no quer\u00eda devolver la canica aunque no estuviese en sus manos.<\/p>\n

MIENTRAS COM\u00cdAN, Mauricio recordaba a ese ni\u00f1o que robaba sus canicas, y el escondite secreto en una fisura de un \u00e1rbol cercano a su casa, donde introduc\u00eda sus canicas para que nadie se las robara. Un d\u00eda el ni\u00f1o ladr\u00f3n lo sigui\u00f3 hasta su escondite sin que se diera cuenta, y como era de esperarse, a la ma\u00f1ana siguiente sus canicas ya no estaban. Su padre tard\u00f3 en regalarle otras, as\u00ed que dur\u00f3 mucho tiempo sin jugar con sus amigos. El recuerdo lo frustraba, pero m\u00e1s a\u00fan el hecho de no poder regresar, el hecho de no poder recoger esa canica que ahora era inservible para \u00e9l. S\u00ed, estaba pensando como un ni\u00f1o.<\/p>\n

AL D\u00cdA<\/strong> siguiente al salir de su casa para ir al trabajo dirigi\u00f3 nuevamente su mirada hacia la grieta en el asfalto, segu\u00eda ah\u00ed la redondez azul profundo. Camin\u00f3 observ\u00e1ndola hasta doblar la esquina. C\u00f3mo es que ning\u00fan otro ni\u00f1o pudo encontrarla para quitarla de su camino. De regreso la vio de nuevo, la canica se convirti\u00f3 en un ojo que lo miraba fijamente, parec\u00eda implorar que la levantara de ah\u00ed, pero Mauricio la volvi\u00f3 a ignorar. Pasaron tres d\u00edas sin que nadie descubriera la canica, y la ansiedad de Mauricio se acrecentaba, quer\u00eda patearla lejos, pero algo se lo imped\u00eda.<\/p>\n

PARA CUESTIONES<\/strong> de amor o desamor a las personas no nos gusta tener el privilegio de la memoria, pero para la infancia ser\u00eda perder la vida si no la recordamos, y es que no podemos tener la esperanza de ser ni\u00f1os otra vez, pero s\u00ed de ver a esas personas que amamos mucho. La canica transportaba a Mauricio a su ni\u00f1ez y no pod\u00eda hacer nada para evitarlo. En su rutina de siempre, lleg\u00f3 la ma\u00f1ana en la que se sinti\u00f3 decidido, recoger\u00eda esa canica sin importar su pasado y se la regresar\u00eda a su hijo, pero ese d\u00eda no estaba, la grieta en el asfalto estaba vac\u00eda y se ve\u00eda a\u00fan m\u00e1s profunda.<\/p>\n

EN SU REGRESO,<\/strong> su hijo peque\u00f1o lo recibi\u00f3 alegremente, con la canica en sus manos, la hab\u00eda encontrado, Mauricio se sorprendi\u00f3 un poco y sonri\u00f3, su hijo no tendr\u00eda el terrible recuerdo de haber perdido su canica azul. Mientras com\u00edan quiso platicarles su historia sobre el ni\u00f1o ladr\u00f3n de canicas.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

El privilegio de la memoria<\/p>\n

Por Lenina Nereida Ortiz Garc\u00eda<\/p>\n

COMO TODAS las tardes despu\u00e9s del trabajo, Mauricio caminaba unas cuadras hacia su casa despu\u00e9s de bajar del autob\u00fas. Todos los d\u00edas recorre las mismas calles de su barrio, a una hora en la que los ni\u00f1os est\u00e1n comiendo o reposando la comida echados en el sill\u00f3n mirando la televisi\u00f3n en sus casas.<\/p>\n","protected":false},"author":2,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[12],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/104005"}],"collection":[{"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/2"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=104005"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/104005\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=104005"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=104005"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=104005"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}