Giovanni Sartori ¿Apocalíptico de la televisión?

Por Mario de Ávila Amador

Giovanni Sartori: Caja idiota, la mala televisión (Foto: Archivo/Isaac Esquivel/Cuartoscuro)

Giovanni Sartori: Caja idiota, la mala televisión (Foto: Archivo/Isaac Esquivel/Cuartoscuro)

En recuerdo de Jorge Galván

“COMO LA televisión, desde mi punto de vista, es el medio de comunicación más importante, el más eficaz, el que integra un público más vasto, ahora más que nunca resulta decisivo también para la cultura, lo mismo que para la información y la política. En sus inicios, en los años 50, no se esperaba esta potencia del medio, nadie lo había previsto. Sin embargo, ahora es el instrumento usado no sólo con fines negativos, también como beneficio, como el árbol de la ciencia que produce el bien y el mal”. Así respondía Giovanni Sartori a la pregunta de Guadalupe Alonso Coratella, “¿cuál debería ser el papel de un medio de comunicación de estas características (TV UNAM), de cara a la sociedad del siglo XXI?”, en el contexto del lanzamiento del Canal Cultural de los Universitarios, TVUNAM, en 2005, a través de los distintos sistemas de televisión restringida que existían en el país. Esas palabras se replicaron siete años después con motivo de la salida en señal abierta de la misma televisora en octubre de 2012, dado un convenio con el OPMA (Organismo Promotor de medios Audiovisuales) hoy transformado en el SPR (Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano.

PODRÍA EN estos momentos cuestionarse si efectivamente la televisión sigue siendo “el medio de comunicación más importante”, al menos en el esquema que se conocía aún a finales del siglo XX e inicios del XXI, pues es cierto que el concepto sigue siendo el mismo, las posibilidades, las ventanas, y las formas de ver televisión, han cambiado. Es difícil saber si hoy por hoy, los conceptos de Giovanni Sartori, vertidos en Homo Videns, la sociedad teledirigida, publicado en 1997 dadas las rápidas transformaciones que se han venido dando en los últimos 15 años, han perdido vigencia o por lo menos se han modificado.

ALGUNOS ESTUDIOS recientes sobre “consumo de medios y dispositivos” arrojan resultados interesantes y que señalan los nuevos derroteros en las preferencias de la ciudadanía, en distintos estratos socio-culturales. El IAB (Agencia de Publicidad Interactiva, por sus siglas en inglés), señala que en 2015, 68 millones de mexicanos son internautas, lo que representa un 57% del total de la población. De ese 57%, el 36% no puede salir de su casa sin sus dispositivos móviles al sentirse incomunicado y además señala que internet está presente en la vida cotidiana de los internautas mexicanos, los mantiene actualizados (89%), disfrutan utilizarlo (87%) y forma parte de su vida cotidiana (84%).

PODEMOS DECIR entonces que se han transformado los usos y las formas de recibir la información. En sus inicios la televisión, el aparato receptor, era el instrumento que reunía a las familias en las salas de los hogares. Con el paso del tiempo pasó a las recámaras, a los dormitorios y se convirtió en un aparato particular, su visionado se individualizó. Pero en los últimos años, dados los distintos servicios de televisión por demanda o los dispositivos móviles que se pueden llevar a cualquier lugar, la información, por ende la televisión, puede ser parte de una experiencia totalmente individualizada.

PODEMOS DECIR pues, con Sartori, que la tecnología cambia, pero los conceptos fundamentales no. Podemos tener miles de fuentes, miles de opciones tecnológicamente hablando, los fundamentos deberían ser los mismos, en el caso de la televisión cultural o la televisión universitaria, simple y llanamente hacer una “buena” televisión, una opción alternativa a la televisión comercial. Sartori señaló en la entrevista mencionada: “El objetivo de una televisión seria y responsable es instruir, educar y acercarse a un público que desea ver una mejor televisión. El impacto de la televisión cultural es mucho más importante que los ratings, porque cuenta con un público específico, que a su vez transmite la información de lo que aprende en la televisión, por lo que hay un efecto multiplicador que las estadísticas no registran, pero que es importante porque integra a un público y crea una opinión”.

SI BIEN es cierto que con la aparición de Homo Videns se tachó a Sartori como apocalíptico por señalar que la “caja idiota” empobrece el aparato cognoscitivo del Homo Sapiens, se refiere básicamente a la televisión comercial, que tiene como único objetivo el rating que se traduce en ganancias económicas. Debe entonces existir una televisión no idiota, que tenga como objetivo fomentar la cultura, la educación y pase la estafeta a las televisoras culturales y universitarias: “…Ahora hay más conciencia, pero es necesario pasar a la acción”.

EN FIN, Giovanni Sartori se fue el pasado 4 de abril a los 92 años, dejando un caudal de conceptos en cada uno de sus libros. En Homo Videns, la sociedad teledirigida puso a pensar a muchos de los autores en el tema. Trillado, pero hay que decirlo, la mejor manera de mantenerlo vigente, es leerlo. Buen viaje, Giovanni Sartori.